La iniciativa de una disco ligth para menores en Granada les ha salido muy cara, al menos en terminos de imagen, y quién sabe si incluso en términos legales.

A la disco se le ocurrió organizar una "subasta" con dinero del monopoly (cuanto antes se acudiese a la disco, más dinero daban con la entrada) en la que los chicos (chiquillos) podrían pujar para una "cita" y un refresco en la zona VIP de la disco con la chica "ganada".

Desde luego, en estos tiempos que corren, en los que la situación del machismo y la violencia de género en España habían llegado a unos límites intolerables, la iniciativa no es la más adecuada. Todos los agentes de la sociedad deben (debemos) tener una muy especial sensibilidad sobre la "cosificación" de las mujeres.

Eso es una cosa. Sin duda iniciativas como la que pusieron en marcha de la "subasta", o la que ponían esta semana (hacer descuentos a las chicas que acudiesen con minifalda) son llamativas, entendidas con humor y en otra situación social, podrían ser absolutamente irrelevantes. Lo que desde luego resulta significativo es que este tipo de situaciones siempre se dan con mujeres. Seguramente ahí radique el error. Ninguna discoteca propone descuentos a los chicos que vayan sin camiseta o con pantaloncitos cortos.

Ninguna discoteca propone descuentos a los chicos que vayan sin camiseta o con pantaloncitos cortos

Ahora bien, una cosa es que sea inconveniente, y otra que se monte la que se ha montado. Subastas de citas, ventas de besos e incluso concursos de faldas, camisetas mojadas, etc... se dan a diario y se han dado y promocionado en el cine y la tv. En ocasiones los puestos de "venta" de besos se han empleado con fines benéficos o para recaudar dineros para viajes de fin de curso. Á esta "subasta" además, las chicas se presentaban también voluntarias, es decir, no dejaba de ser una especie de "juego", de mal gusto, eso si, especialmente por tratarse de menores.

En este caso, además, nadie ha preguntado su opinión a los usuarios de la discoteca. Los niños y niñas desde 12 años, pero también los jóvenes de 17, que acuden cada fin de semana a estos locales ligth, potenciados por las autoridades como remedio a los botellones y para conocer a gente de su edad.

En la adolescencia, es lógica la experimentación, especialmente con el sexo opuesto -o el propio- y en realidad, más allá del dinero del monopoly, la "subasta" no se diferencia especialmente de lo que hacen los muchachos en esas discotecas. Se lucen y pavonean frente a quién quieren ligarse, invitan a refrescos (o copas) -eso con dinero de verdad- y tratan de irse a un rincón a ligar. Lo que hemos hecho todos.

Subastas de citas, ventas de besos e incluso concursos de faldas, camisetas mojadas, etc... se dan a diario. Nadie ha preguntado su opinión a los usuarios de la discoteca

La que se ha liado por esta iniciativa. Que es inadecuada. Pero no indignante.