Estaba en un centro comercial de mi ciudad, cuando he sido testigo directo de un incidente verbal entre unos clientes y el equipo de seguridad del mismo.

El motivo, los clientes querían acceder con su perrito chihuahua, cuando es bien sabido que el Departamento de Sanidad prohíbe el ingreso de animales en tales sitios. En dicho hipermercado, además, está convenientemente señalizado por carteles.

La pareja, ambos hombres, y al parecer pudieran tratarse de padre e hijo, estuvieron empecinados con el vigilante, tratando de que se les permitiera andar con el chihuahua por la galería comercial. El hombre más joven incluso estuvo amenazando con denunciar el hecho a los periódicos, aduciendo que era un abogado muy distinguido, y que iba a conseguir que la gente dejara de comprar en dicho lugar.

Es bien sabido que el Departamento de Sanidad prohíbe el ingreso de animales en tales sitios

Estaba tan furioso, que ni se fijaba del ridículo que estaba montando, con los pocos asistentes que merodeábamos por el hiper enterándonos de sus ridículas quejas en voz alta, chorreando al empleado de seguridad sin ningún motivo. Al final incluso parecía estar interesado en hablar con el director del local.

Está claro que aún cuando alguien no tiene razón, si se vuelve obcecado y obtuso, da la lata intentando conseguirla.

Lo dicho, penoso el espectáculo dado por esta pareja.

Yo les aconsejo que la próxima vez lo intenten con un tigre. O con un gorila.