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Hace más de 2000 años un sabio dijo que conocía el secreto de estar satisfecho cualquiera fuera su situación ¿Difícil?, Sí, pero no imposible si aplicas una simple técnica. En este artículo te la muestro y te explico cuál es su trasfondo
¿Has notado la diferencia que existe entre estar en un estado de malestar y un estado de satisfacción plena?
Sé que no hace falta ni preguntártelo porque en verdad lo que todos buscamos es estar en ese estado de: agrado, contentamiento, gozo y deleite; de manera permanente.
¿Una ilusión?, quizás pienses.
Te diré que hace más de 2000 años un sabio descubrió cómo lograrlo.
El escribió: “Porque he conocido el secreto de estar contento (satisfecho), cualquiera sea mi situación: estando hambriento, estando saciado, estando vestido, estando desnudo”. (Filipenses 4:11, 12-parafraseado)
¿Difícil?
¡Sí!, pero no imposible si aplicas una simple técnica.
En este artículo te la muestro y te explico cuál es su trasfondo.
¿Cuándo tiene lugar ese estado de satisfacción?
Cuando tienes cubiertas tus necesidades básicas como el saciar el hambre o la sed; o cuando obtienes algo ansiado o deseado.
Sin embargo, esa no es su verdadera esencia.
Su expresión más fidedigna descansa en la sensación de Ser, de Existir que es nuestra verdadera esencia.
El meollo de la complacencia, que a la vez es sinónimo de felicidad, es cuando te sientes plena y colmadamente viv@.
Lo que sucede es que confundimos la raíz de la satisfacción con la presencia de objetos (este objeto puede ser una persona, una relación, un pensamiento, una situación o cualquier otra forma de las existentes).
Tu mente te hace vivir en la ilusión de que necesitas algo para llenarte de ese sentimiento de contentamiento.
De esta forma vives en el frenesí de estar buscando y buscando sin descubrir que puedes estar repleto de contentamiento solo con conectarte con esa corriente de Vida que hace posible que seas.
Esa corriente de Vida es impersonal, no pertenece a ninguna forma, aunque todas las formas están impregnadas de ella.
Esa es la razón del por qué cuando las personas no logran esa conexión padecen de eso que se llama “Sed de Vida” y que ha sido descrita por muchos sabios de la antigüedad.
La Sed de Vida es ese sentimiento de insatisfacción que hace que uno busque formas, actividades y objetos para sentirse pleno.
Ten presente que cuando esa conexión existe (y mientras más perdure en el tiempo), tu mente se repleta de satisfacción, aunque no haya motivos aparentes para ello. Experimentas esa sacudida de sentirte colmadamente viv@ y la felicidad no se aparta de ti.
La Sed de Vida se vuelve constante porque pensamos erróneamente que es a través del cumplimiento de los deseos o la ausencia de necesidades, o la tenencia de objetos las vías en que podemos lograr aplacarla.
Se podría decir que esa es la meta final de toda nuestra actividad.
Muchas culturas antiguas intentaron llegar a esa profundidad de gozo sin necesidad de intermediario.
Por ejemplo, los japoneses ubican esas “entrañas” (el escondite de la quintaesencia de la Vida), en una zona 3-5 centímetros por debajo del ombligo llamada hara (literalmente significa “mar u océano de energía”).
La Sed de Vida es ese sentimiento de insatisfacción que hace que uno busque formas, actividades y objetos para sentirse pleno
Los chinos la ubican en esa misma zona, pero le llaman tan-tien.
Ellos le llaman a eso el bajo vientre y dicen que uno debería reírse desde el bajo vientre y no desde la cara.
Prueba ahora mismo mientras me lees: Siente que tu bajo vientre esboza una sonrisa y observa lo que pasa con tu rostro.
Si quieres más evidencia te informo que ahora los científicos están confirmando que no tenemos un cerebro, sino dos.
¿Dónde está el segundo?
En la zona que conforman los intestinos y parte del estómago. Ellos le llaman “el sistema nervioso entérico”, y afirman que es tan importante como el primero.
¿Será solo pura casualidad que es la misma zona del hara y el tan-tien descritas en las culturas chinas y japonesas?
Creo que eso es digno de reflexión.
¿Quieres más evidencias?
En la cultura judía, (específicamente en la Biblia), cuando se hace alusión a la expresión: “extender misericordia”, literalmente quiere decir “sentir suspirar los intestinos” (o las entrañas como ellos les llamaban a los intestinos).
¡Qué mayor dicha puede haber que la de sentir compasión!
¡¿Coincidencia también?!
Ahora la pregunta del millón:
¿Existirá alguna técnica que ayude a lograr esa conexión con la Vida, con la Existencia y sentirse satisfecho sin que medie objeto alguno?
Sí existe, más debo advertirte que, aunque parezca simple, su impresionante poder consiste en el uso sistemático que le des.
Con la constancia en el uso de esta técnica tu mente se irá repletando de ese sentimiento de satisfacción aun cuando no haya motivo alguno.
LA TÉCNICA.
Una de las ventajas más grandes que tiene el hombre como forma viviente es la capacidad de estar consciente de sus sensaciones.
Desgraciadamente sentimos más las insatisfacciones que las satisfacciones.
La técnica consiste en revertir esa tendencia.
En vez de sentir el sufrimiento, trata de sentir la satisfacción en todo momento de tu vida, conviértete en la satisfacción misma independientemente de la situación en la que te encuentres, siéntela bien profundo e identifícate con ella sin buscar explicación alguna.
Evoca constantemente la sensación de satisfacción. Es como si quisieras acumular satisfacción.
Literalmente debes sentir que bebes y respiras satisfacción, que te llenas de ella solo por diversión.
Juega a ser la satisfacción misma, saboréala, cristalízala en todo tu hacer.
Concretamente: Siembra satisfacción en tu mente.
Solo hazlo y me comentas, ¿está bien?
El esencia de la satisfacción, que a la vez es sinónimo de felicidad, es cuando te sientes plena y colmadamente viv@
UN CONSEJO:
Cuando sientas ese genuino estado, compártelo con otros. Ese estado es pegajoso y todos lo necesitan.
MUCHAS GRACIAS.