¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Sergio Barajas Cruz escriba una noticia?
Debemos apartar nuestras diferencias para cerrar las heridas del pasado y dejar que nuestras diferencias se queden sólo en opiniones
Me sigue pareciendo mentira que el ser humano aún siga intentando olvidar. Intentando acabar con sus malos pensamientos que le persiguen. Aclarando sus ideas e intentando buscar una respuesta a preguntas que nunca han tenido sentido y que siempre carecerán de ello, al igual que nunca obtendremos respuesta alguna que explique la causa en si. Es imposible olvidar algo que nos hace daño, algo que nos perturba, no nos deja dormir y nos persigue sin compasión. Solemos recordar hechos que ocurren o que nos han ocurrido, solemos recordar personajes y personas importantes para nosotros o para nuestros antepasados. Gente importante, ya sea para bien o para mal. Se nos ocurre entonces alegar a heridas abiertas, cicatrices mal cerradas y bordados mal cosidos. Una guerra mal zanjada o una sociedad dividida por una ideología que no tiene. Una guerra que siempre se pierde y que empieza en nosotros mismos.
Es importante comprender para soñar y para soñar con un mundo mejor debemos comprender nuestra historia, si comprendemos nuestra historia sabremos que estudiar historia no es otra cosa que aprender de los errores. Además de hacernos comprender que ocurrió hace siglos, años o meses la historia nos recuerda lo que fuimos y muchas veces lo que seremos si no hacemos las cosas adecuadas.
No podemos comprender unos ideales si no comprendemos la historia y tampoco podremos comprender unos ideales si aún tenemos heridas abiertas, es decir, no se puede defender algo que hace daño a las personas, no se puede defender algo que haya derramado sangre humana y que haya matado familias enteras. Las heridas abiertas en la historia de un país son comparables a un pantalón roto que se cose para no tener que tirarlo. Si el pantalón está mal cosido con los esfuerzos realizados al andar se romperá el cosido y tendrás que comprar otro nuevo. Algo parecido ocurre con esas heridas abiertas y aún latentes. Una herida en la historia nos persigue constantemente y nos recuerda que hicimos cosas mal, nos recuerda las cosas que no se deben hacer para que algo no se vuelva a repetir. Por desgracia además de recordarnos lo que no se puede hacer las heridas nos hacen reprimir a quien no piensa igual que nosotros y desgraciadamente en España aún tenemos muchas cicatrices por sanar.
En nuestra historia tenemos innumerables faltas, innumerables guerras e innumerables derrotas en lo personal. Pero a pesar de todas esas guerras ninguna ha quedado tan marcada como aquella que nos enfrentó durante tres largos años, aquella que se llevó la vida de más de quinientas mil personas.
Si se ha estudiado historia de España nos daremos cuenta de que una bandera con un águila funciona tan mal como una bandera tricolor y que esos dos símbolos hacen referencia a dos cosas diferentes
Hemos vivido monarquías y repúblicas, hemos vivido guerras y periodos de relativa paz, pobreza, hambre y periodos de vacas gordas. Pero aun así seguimos queriendo revivir ese espíritu de guerra esos pensamientos extremistas que nos llevaron a enfrentarnos y que obligó a amigos matar a otros porque no eran del mismo bando.
Sinceramente, si se ha estudiado historia de España nos daremos cuenta de que una bandera con un águila funciona tan mal como una bandera tricolor y que esos dos símbolos hacen referencia a dos cosas totalmente diferente; uno de ellos hace referencia a ese tiempo de opresión a ese tiempo de una dictadura fascista, una dictadura de extrema derecha; el otro símbolo hace referencia no a una dictadura pero hace referencia a una “democracia” manipulada a favor de una izquierda bastante extremista, el comunismo. Los extremos son malos y la historia nos lo recuerda, otra cosa es que ciertas personas no lo quieran ver.
Hemos de recordar para olvidar. Olvidar de una vez por todas nuestras diferencias, porque al fin y al cabo siempre tendremos algo en común con ciertas personas. Siempre seremos afines a los gustos de una persona de ideología contraria a la nuestra. Puede que nos guste la misma música, el mismo tipo de ropa o el mismo tipo de personas con las que juntarse e ir de fiesta. No podemos encerrarnos en que alguien que tenga una ideología distinta tiene que ser un enemigo acérrimo a nosotros porque teniendo personas de distinta ideología tienes personas con las que debatir diferentes cosas sin llegar a crear una guerra, porque si tu aprecias a esa persona no te enfadas por sus ideologías, al contrario, esas pequeñas discusiones unen más una amistad. Pero por fortuna o por desgracia, siempre habrá personas que aplaudan y celebren orgullosos que no aceptan ninguna ideología que no sea la suya y que estaría dispuesto a entrar en guerra con cualquiera que no sea afín a su pensamiento entonando sus trompetas jubilosas.
“Siento que es el momento de olvidar lo que nos separó y pensar en lo que nos une” Amaral – Revolución