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La Casa Natal de Picasso de Málaga abre hoy al público Picasso: la verdad del desnudo, una exposición integrada por 16 obras de Picasso de las colecciones de la Fundación que ofrecen un recorrido por el desnudo en la obra gráfica del artista realizada entre 1947 y 1973.
Vitalismo, deseo e ironía se unen en estas estampas agrupadas por afinidades temáticas. Así, en esta exposición que se podrá visitar hasta el 15 de noviembre, se pueden ver obras de un dinamismo pleno de equilibrios imposibles como sucede con Danzas (1954) o un homenaje a Delacroix con Mujeres de Argel (1954). Junto a ellas se recurre a escenas en las que se unen el desnudo y la máscara (Mujer con mono, 1954, y El viejo rey, 1959), en un juego entre el ocultamiento de la identidad y la exhibición del cuerpo.
La mujer protagonista
También hay lugar para las obras en las que el espacio íntimo de una habitación cerrada permite a dos mujeres desnudas fluctuar entre la conversación, el juego o el contraste entre el sueño o la vigilia, como se manifiesta en el conjunto de cuatro grabados realizados entre 1945 y 1956. En ellos se puede comprobar como Picasso resume motivos a lo largo de los años, o los diversos tratamientos a los que se presta el tema de la mujer con un espejo en las dos versiones que el pintor realiza en 1950.
Del mismo modo que el espejo introduce la idea de una imagen dentro de otra imagen, las escenas del pintor en su estudio invitan al visitante a asomarse a una obra en la que otra está en ejecución, y en la que hay figuras que contemplan el trabajo del artista, con lo que se duplica ingeniosamente desde el propio grabado la situación del espectador: es lo que sucede en Modelo reclinada y El taller del viejo pintor, ambos grabados de 1954, y vuelve a suceder con las obras que cierran la muestra, en las que es la figura sombría y envejecida de Celestina la que observa e incluso acecha el esplendor de los cuerpos, y que aquí comparece en tres momentos distintos entre 1954 y 1971, demostrando la vigencia de una obsesión en Picasso.