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Viaje a Costa Rica

02/11/2022 00:38 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Avanzamos por la región de San Luis, con lindas casitas llenas de flores, como una ofrenda a la virgen que íbamos a visitar

Peregrinación al Santuario de la Virgen del Amor

 Santísima Virgen del Amor Hermoso

En el mes de mayo del año 2000, me encontraba en Costa Rica, visitando a mi hija Isa. Una amiga mía, residente en ese país, me informó e invitó a un paseo a la región de Sarapiquí. No imaginé, cuando recibí su invitación, que esa excursión iba a ser para mí, como las que hacemos un grupo de venezolanos a la ciudad de Maracay, Venezuela, donde asistimos a un templo tibetano. Allí nos reunimos para meditar, estudiar la Biblia y adorar a Dios, bajo la orientación del hermano Hildebrando Bastidas, que a su vez, es inspirado por Maestro Dalai Lama Ching. Realizamos rituales dentro de la metafísica cristiana y nos aproximamos al Maestro Jesús y nos sentimos muy cerca del Padre. Mis experiencias con este grupo las he ido escribiendo y hoy, en un país extranjero, lo hago nuevamente, para relatar los acontecimientos de una bella peregrinación. Asistí a ésta gracias a la invitación de mi buena amiga Leonor Martell, una sensible pintora venezolana que me animó a ir con mucho entusiasmo. Yo tomé algunas notas en el paseo, que resultó muy lindo, me recordaba al grupo venezolano al que llamé en alguna ocasión, “Grupo Arco Iris”. Relataré la crónica de este viaje, que se inició en la ciudad de Tibas, casa de mi amiga Leonor, casada con un Tico, casi venezolano de corazón, ya que ellos vivieron media vida en Venezuela.

Salimos a las 5 AM de Llorenti, donde viven mis amigos: Víctor, siempre alegre y bromista, cortó algunos lirios del jardín. Leonor se devolvió a buscar su Biblia, donde conserva un pétalo de sus flores donde aparece la silueta de la Virgen. Después de algunas dificultades, llegamos al sitio de encuentro. Allí nos esperaban los peregrinos. Llegó la buseta a las 6 am del 1ero de mayo de 2000 y recogió a 15 personas que irían a visitar el sitio de aparición de la Virgen, en Sarapiquí. Éramos 14 adultos y un niño, 4 hombres y 10 damas, desde muy jóvenes hasta las que formamos el grupo de 3era edad. El guía de la excursión, era Javier, un joven católico, como de 25 años; pero con un espíritu milenario de adoración a nuestro Maestro Jesús, a quien llamaba amorosamente “Señor Jesús”. Tenía Javier un gran conocimiento bíblico, una gran humildad y hacía su trabajo con un amor increíble de entusiasta dedicación; me recordó mucho al hermano Hildebrando. Avanzamos por la región de San Luis, con lindas casitas llenas de flores, como una ofrenda a la virgen que íbamos a visitar. Seguimos por el Surquí, hasta atravesar el túnel de la montaña. Nos dirigimos a la vía del Parque Nacional Braulio Carrillo, con un paisaje realmente hermoso, muy verde, con una vegetación exuberante. La vía es angosta y se eleva en una carretera sinuosa, bordeada de montañas. Este parque está dedicado al Prócer de la Independencia, quien a mediados de los 800´s, realizó esfuerzos para abrir caminos que comunicaran el valle del país con Matina, en la costa Caribeña, para contar con un puerto que permitiera la exportación de café, uno de los principales productos de ese pequeños país, que es una tierra hermosa, rodeada de vegetación tropical. Ese país semeja una verde esmeralda, con una vida tranquila, donde las necesidades básicas de los habitantes, como la salud, la educación, el trabajo y la seguridad están garantizadas. Ellos constituyen una comunidad culta, educada y tranquila, con una gran fe religiosa, como lo demostró el grupo con el que viajamos. El paisaje del Parque Nacional, está formado por altas montañas, cubiertas de bosques, adornadas con cascadas de agua, que van hipnotizando a los turistas y a los ticos, como rayos cristalinos y brillantes que enhebran las cabelleras de los bosques húmedos, de los bosques tropicales y que, más que cascadas, se perciben como rayos de luz. Existen también, en esta vía, una serie de volcanes inactivos, entre ellos, el Cacho Negro y el Barva. Se dice que más adelante, hay también fumarolas, aguas termales y lagunas. Hoy no pasamos por esos sitios porque la vía al Santuario de la Virgen se bifurca; pero en otro viaje tuve ocasión de pasar por esa vía, camino a la SELVA, centro de investigación y estudio a nivel internacional, de gran importancia científica e imponente belleza. La SELVA, es una estación biológica que incluye una gran variedad de ecosistemas característicos de regiones tropicales muy húmedas. La SELVA, colinda con el Parque Braulio Carrillo, en ella se encuentran bosques tropicales, terrenos agrícolas con plantaciones, potreros, remansos, quebradas y ríos. La Organización de Estudios Tropicales (OET), está constituida por un consorcio de instituciones académicas de Costa Rica, EEUU y Puerto Rico, las metas de esta institución son científicas y de investigación en el campo de la Biología Tropical; funciona como centro educativo al que asisten estudiantes extranjeros a nivel de Post Grado y Doctorado en beneficio de la Ciencia y la investigación.

La diversidad biológica en esta región es muy alta, con una compleja representación florística de la región que incluye más de 2000 especies de plantas, cientos de aves y miles de insectos. Los bosques tropicales de Costa Rica, son llamados “Oro Verde” (por Diane Jukfsky) en un artículo sobre el INBIO, Instituto de Biodiversidad de Costa Rica, donde los científicos están en constante búsqueda por descubrir nuevos medicamentos para curar VIH, enfermedades cardíacas, cáncer y otros azotes de principios de este siglo. El Oro Verde es citado por Rodrigo Games, cuando se firmó un acuerdo con la MERCK, por un monto en millones de dólares con el INBIO, trayendo a Costa Rica conocimientos para sus científicos, ayuda para la protección de sus reservas y capacidad de experimentación para detectar las propiedades medicinales de las plantas, en beneficio de la ciencia y la humanidad. En general, el bosque es muy húmedo, cae una lluvia fina que corta el verde esmeralda del follaje exuberante y las caídas de agua son como brillantes en crudo y aparecen a la vista de un escenario fastuoso, lleno de tesoros del Padre y la Madre a la que vamos a visitar. Imagino los Alpes suizos, mientras escuchamos la música dedicada a la Virgen: “Para ti” de Alexander Rodríguez, “Llegó el Espíritu Santo” del Coro Renovación Carismática de Colón, “A mi madre en el cielo” de Juan Nolfh y muchas más, intercaladas con las oraciones del Santo Rosario y pudimos desglosar los misterios con las maravillosas cascadas o con la contemplación de millares de flores silvestres, representativas del 50% de las especies del país, según estadísticas. Los árboles desfilaban ante nuestros ojos, recordé “El Sendero de los Árboles” que vi en la SELVA, lugar que tuve el privilegio de visitar en mi primer viaje a este país, cuando mi hija hacía estudios y trabajos de investigación en esa estación biológica. Esa visita, en esa oportunidad, además de darme algún conocimiento ambiental educativo, me impresionó mucho, porque la mayoría de los árboles son tan altos y cuando la espesura se hace impresionante y cuando no se oye ningún ruido... sino el de las diversas especies de pájaros, cuando solo tenues rayos de sol te tocan, tú sientes que allí está Dios... acompañándote y demostrando su creación con la naturaleza plena. En ese lugar específico, constituyen la arboleda Holdrige que, además de realizar un trabajo necesario, de estudio y conservación, nos pone en contacto con nuestro creador. Vuelvo a mi paseo, observo la vegetación frondosa, y en esa vía, investigué: se encuentran el Manu, la Caoba, el Roble, el Gavilán, la Botanana, la Arito, el Ciprecillo y el Candelito. Subimos más y más. Ahora oímos la canción de meditación de Valverde. El grupo se dividió en dos: los que meditaban y los que admiraban el paisaje. Un señor del grupo, exclama, de repente: ¡Qué agua tan rica y linda!, frase sencilla, pero nos olvidamos que la sencillez es un don divino; todos miramos, yo vi la cascada con destellos de arco iris, me sentí dentro de ella, limpiándome por dentro, imaginé miles de cascadas ricas y lindas, como la describió el compañero, entre ellas el Salto Ángel de Venezuela. Sentí el color azul, un color azul violeta intenso, debido a ka nubosidad imperante, conjuntamente con la luz y el brillo amarillo y blanco que da la refracción de la luz.

Seguimos avanzando, a las 8 y media, primera parada, en un restauran campestre. En ese sitio se encontraban decenas de buses, unidades de turismo completamente llenas. Todos hablaban de la Virgen, sumamente motivados. Ahí me enteré del nombre de la Virgen, la llamaban la Virgen del Amor y el nombre me pareció ideal, porque todos rebozaban amor por la madre de Dios, hablaban de los milagros y comentaban que ayudaba a las parejas que deseaban hijos y no habían logrado concebirlos. Seguimos por sembradíos de piñas, palmitos y plátanos, la zona totalmente campestre y muy húmeda. Comenzó a llover y el acceso se hizo más difícil, ya que la vía se encuentra en muy mal estado, baches sin fin, terrenos fangosos y resbaladizos, había que subir, sin saber qué pasaría, si las busetas se pegaban o se deslizaban, todos rezábamos llenos de fe y al final de cada subida, dábamos gracias a Dios y a la Virgen. Continuamos el rosario de los 15 misterios, que era explicado por nuestro joven guía y por mi amiga Leonor. Ella, además de sentir al Maestro Jesús en sus cuadros cuando los pinta, lo lleva con todo fervor en su corazón.

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A pesar de lo fuerte de la vía, lo que constituyó realmente una peregrinación, el panorama seguía siendo hermoso, muy verde, con riachuelos donde se divisaban algunos pescadores, tirando sus redes y anzuelos, como para demostrar que muy cerca estaba la Madre de Jesús, el Hijo del Padre, que llegó a nosotros en la era de Piscis. Yo contemplaba los campos sembrados y recuerdo la parábola del Sembrador, que siempre nos la nombra nuestro hermano Hildebrando. Seguimos hasta llegar al Santuario, con las oraciones y cánticos, una de las últimas fue “A mi madre del Cielo”. Al llegar allí, comprendimos: la Virgen está en el cielo, ya que ella es orientadora de los ángeles y al contemplar la muchedumbre, miles de personas, entendimos: ella sigue intercediendo ante Dios por los hombres que estamos aquí en la tierra. Después de la misa y una procesión por el lugar donde apareció la Virgen, yo me dediqué a hacer reflexión sobre los poderes de la fe, en un parquecito donde se le venera. Mi amiga, que tiene un problema en la rodilla, no sintió dolor, ni cansancio del viaje y visitó todo el lugar. Yo la veía ir de un lado a otro, como si volara por los espacios donde transitó la Virgen, ojalá ella con sus pinceles pueda plasmar ese cuadro que yo apenas logro describir. Al final de la tarde, nos reunimos con nuestro conductor, que sabiamente nos contó lo siguiente: “tantas personas buscan a Dios y a la Virgen en la muchedumbre, en el gentío. Yo me fui detrás del santuario, me bañé en un laguito, me acosté en la orilla, le di gracias a Dios por haberme permitido llegar acá con bien y le pedí su amparo para el regreso, me sentí muy bien, y sin estar en la misa, me sentí muy cerca de Dios”.

Esto me hizo recordar una vieja leyenda... Un hombre se afanaba en escalar una montaña. Miró a su alrededor y vio a otros que también subían por caminos distintos, incluso por distintas direcciones. –Locos, pensó, suben por el camino equivocado. El hombre siguió su ascensión y algunos años después, alcanzó la cima (era una montaña muy alta). Y entonces vio a aquellos otros locos. También ellos estaban en la cima de la montaña...

Esto significa que una vez que se descubre el camino individual, es el espíritu de la persona el que está guiando, es el que muestra el camino. Según Iona Teeguarden, en su libro “El masaje japonés”, “...cuando sucede esto, la persona debe mostrarse agradecida y mantener ese camino mientras tenga alma para él” (Pág. 24) pero sucede que a veces los caminos, especialmente los religiosos, tratan de convertirse en únicos, no solo para nosotros, sino para los demás. Yo, al recordar esta vieja leyenda de explicación en el Tao, sentí y comprendí que nuestro conductor decía la verdad, cuando sintió a Dios lejos del tumulto. Sentí que Dios y la Virgen si estaban con la muchedumbre, sentí que estaba con mi amiga Leonor, pues la veía como si estuviera volando por los espacios donde apareció la Virgen, sin sentir cansancio ni dolor, (pues sufre una grave afección en la rodilla). Además ella, a la hora de la conmemoración de la aparición de la Virgen, me mostró emocionada sus manos llenas de escarcha, a lo mejor, con eso la Virgen la autorizaba a hacer un cuadro increíble, sobre su santuario, que a esa hora recibía una lluvia plateada con reflejos de un sol resplandeciente que se infiltraba en la pertinaz llovizna con un hermoso arco iris. Dios y la Virgen también estuvieron con nuestro joven guía, que tanto amor siente por el Señor Jesús. También estuvieron conmigo, cuando subíamos por las colinas fangosas y llegar a la última, tuve la impresión de ver una cruz. A las 2 p.m., hora de la aparición de la Virgen, mi energía sintió su fina silueta, a través de los árboles que bordeaban el hermoso lugar. Di gracias al Padre por permitir vivir esta experiencia de asistir a la peregrinación, que cerramos con hermosos cantos, al regreso, entre ellos: ”Para ti, Madre mía”.  


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Josefasuarez350 (116 noticias)
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