Vicente Ferrer, a los 82 años, ha muerto esta pasada madrugada a causa de problemas respiratorios. Personaje muy relevante en el ámbito de la cooperación y ayuda humanitaria, trabajó en su vida para combatir algunos de los peores de los males de la sociedad: la pobreza y la desigualdad social. Creó una fundación que lleva su nombre en la India. Tal cometido ha hecho posible que muy considerable número de personas de la región -se ha dicho que casi dos millones de personas han estado en contacto con el sistema de vida proporcionado pela Fundación Vicente Ferrer- pudiesen lograr las mínimas condiciones para el desarrollo de sus existencias (a través de proyectos socioeconómicos, sanitarios, educativos y laborales). Ferrer ha dicho que gran parte de la población que vive cómodamente podría contribuir con ciertas causas solidarias, en poner en práctica los idealismos. Tiene razón, su Fundación es ejemplo vivo de ello. Vicente Ferrer enseña a todos nosotros, asimismo a las grandes Instituciones del mundo -sean cuales sean sus siglas- que es posible. Además nos provoca un interrogante como mínimo: ¿Qué acciones se pueden hacer y cómo se las podemos poner en práctica -conjuntamente y de modo global- metas y objetivos a fin de cambiar las necesidades básicas del mundo? La harmonía de los males nos presentó durante 40 años Vicente Ferrer. Es posible.

FUNDACIÓN VICENTE FERRER: demostración de valor y de que es posible el cambio