Hace algunos meses, en Vietnam, Nhung un padre de familia y esposo, aceptó a Cristo como su único salvador, y junto a sus hijos y esposa abrieron su corazón al confesarse cristianos.

Esto, aunque en el contexto de latinoamérica, como naciones unidas al cristianismo, sería un motivo de enrome celebración y satisfacción, en Vietnam debe ser un secreto. Sabiendo las consecuencias que esto podía tener en su familia, Nhung decidió reunirse a escondidas con una pequeña comunidad de católicos, que como él, no pueden decir abiertamente su creencia.

El problema surgió cuando en las últimas semanas de agosto, las autoridades de la localidad descubrieron dichos encuentros, y les forzaron a renunciar a su creencia cristiana. Pero por más que les advirtieron las consecuencias, la familia entera se negó, pues como mencionó Nhung, el cambió que Cristo ha hecho en su vida no le permite retractarse de declararse cristiano.

Hagamos una oración al Espíritu Santo para el trabajo y que Nhung encuentre uno nuevo pronto

Nhung ha trabajado durante años como funcionario del gobierno de su ciudad, pero como dictan las leyes vietnamitas, al ser parte del gobierno, está obligado a ser aliado del partido comunista y tienen rotundamente prohibido pertenecer a cualquier tipo de culto o religión. Nhung al no negar su fe, ha sido despedido y le han quitado su membresía del partido.

Evidentemente, esto le ha traído muchos problemas familiares, además de todos los problemas económicos que esto arrastra, han sido amenazados de ser exiliados de la aldea en la que viven, esto pasará si siguen profesando su fe. Pero Nhung expresó que Dios sabe lo que hace, que cree en el Padre, en el Hijo y en Espíritu Santo y sabe que la luz se verá al final del túnel.