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¿Vivimos en la época del fraude generalizado?

12/01/2016 20:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Los escándalos y casos de fraude e ilegalidades, de todo tipo de naturalezas, afectan a todas las facetas de la actividad humana y a las figuras más prominentes, de prácticamente cualquier clase de organizaciones e instituciones, en cualquier país

En los últimos años se están descubriendo con frecuencia creciente situaciones de fraude o de manifiesta falta de honestidad o ética que atañen a las cabezas visibles de prácticamente cualquier clase de organizaciones e instituciones en cualquier país. Tradicionalmente, tales situaciones salían a la luz con una frecuencia mucho menor, sobre todo en los países más desarrollados, por lo que solían asociarse a países remotos y de bajo nivel de desarrollo, denominados despectivamente “repúblicas bananeras”, establecidas, habitualmente, bajo regímenes de gobierno alejados del modelo democrático adoptado, con carácter general, por los estados más ricos e influyentes del mundo.

En la actualidad, esos episodios salen a la luz bajo la forma de escándalos de todo tipo y tienen gran repercusión mediática, pues, entre otros aspectos, su divulgación es una poderosa arma utilizada por el denominado, ya en el siglo XVIII, por Edmund Burke (1729-1797) como “cuarto poder”; es decir, los medios de comunicación.

Recientemente, además, la repercusión y efectos de los escándalos, aunque no tanto su denuncia, propiamente dicha, se están viendo amplificados por el que se empieza a conocer como “quinto poder”, cuyas primeras menciones datan de fecha tan reciente como 2003; se trata de las redes sociales, que únicamente son posibles gracias, no solo, a la existencia, sino, sobre todo, a la universalidad y omnipresencia de Internet.

Los escándalos y casos de fraude e ilegalidades de todo tipo de naturalezas afectan a todas las facetas de la actividad humana, desde asuntos de corrupción, prevaricación, malversación, evasión de impuestos, lavado de dinero y delitos sexuales e, incluso, plagio de tesis doctorales, perpetrados por partidos, instituciones y altos representantes políticos, hasta prácticas de dopaje continuado durante años, que salieron a la luz en el ciclismo, y han afectado y afectan a deportistas de élite de otras disciplinas, algunos de ellos, incluso, ganadores de medallas en olimpiadas y campeonatos mundiales, pasando por actos de evasión de impuestos y lavado de dinero realizados por artistas, clubs de fútbol, futbolistas y otros deportistas, por no mencionar las enormes posibilidades en este sentido de las apuestas deportivas, o por prácticas de nepotismo y favoritismo descarados, realizadas por parte de políticos y personas influyentes.

Para ilustrar someramente lo anterior, sin pretensión de exhaustividad en absoluto, basta con evocar, con su nombre “mediático” o popular y año, un buen número de escándalos que han salido a la luz recientemente, o no tan recientes, muchos de los cuales están, todavía, en manos de la Justicia, por lo que, aún, no se conoce su verdadero alcance.

Caso Malaya, iniciado en 2005. Caso Palma Arena, estalla en 2007. Caso Gurtel, iniciado en 2007. Escándalo Madoff Investment, estalló en 2008. Caso Noos, comenzó en 2010. Caso de los ERE de Andalucía, sale a la luz en 2011. El Director General del Fondo Monetario Internacional, acusado en 2011. El Ministro de Defensa de Alemania, dimitió en 2011. El Primer Ministro de Croacia, entre 2004 y 2009, fue sentenciado en 2012. El Presidente de Hungría, dimitió en 2012. La Ministra alemana de Educación, dimite en 2013. Caso Luis Bárcenas, estalla en 2013. Escándalo de las cajas de ahorro, madurado en 2013; el caso Bankia es uno de los más sonados. El Primer ministro de Rumanía, imputado en 2015. El Presidente del Consejo de Ministros de Italia en tres ocasiones y Presidente de turno del Consejo Europeo, condenado en 2013. Caso Pujol, sale a la luz en 2013. Caso Petrobras, iniciado en 2014. El decimosegundo primer ministro de Israel, condenado en 2015. Caso FIFA (Federación Internacional del Fútbol Asociado), destapado en 2015. Caso VolksWagen, sale a la luz en 2015. El antiguo Presidente de la principal petrolera estatal de China y el ex “número dos” del Partido Comunista en una provincia china, condenados en 2015.

Aunque ciertos escándalos hayan sido tratados profusamente por los medios durante semanas, y sus protagonistas hayan sido citados a declarar por los jueces, algunas personas o instituciones asociadas a esos asuntos puede que no sean, o no hayan sido, finalmente condenadas, bien por carecer de base real y objetiva las sospechas o acusaciones contra ellas, o porque los procesos judiciales no lleguen, o no hayan podido llegar, a término por aspectos formales o de otro tipo.

También el Vaticano ha quedado en evidencia, no solo por los asuntos de pederastia, sino también cuando ha empezado a ser objeto de auditorías promovidas por los últimos Papas. En particular, los documentos que detallan algunos de los escándalos financieros del Vaticano han servido como fuente principal de información para la redacción de dos libros que salieron al mercado a finales de 2015: 'Via Crucis', de Gianluigi Nuzzi; y 'Avarizia', de Emiliano Fittipaldi.

El propio papa Francisco pidió perdón por los recientes escándalos vividos en el Vaticano y citó las virtudes que deben tener los miembros de la Curia romana, entre ellas, ser honestos, no traicionar la confianza y evitar los escándalos que amenacen la credibilidad de la Iglesia. Aunque Francisco no citó ningún ejemplo concreto, sus declaraciones se producen mientras que en el Vaticano está abierto el proceso que juzga a cinco personas acusadas de filtrar y publicar documentos financieros de carácter reservado de la Santa Sede, uno de los mayores escándalos que se han vivido en el Vaticano. (EFE 21 Diciembre 2015).

Incluso las propias empresas de auditoría y las agencias de calificación de riesgos financieros han estado en entredicho como consecuencia de presuntas graves negligencias o ineptitudes relacionadas con la crisis financiera de 2007.

A este respecto es ilustrativo el documento “El papel de las auditoras en los escándalos financieros”, elaborado por Araceli Muñoz y publicado en El Economista.es, el 12/07/2014. En ese documento se glosan una serie de episodios en los que han estado implicadas importantes empresas y auditorías:

“El 'caso Gowex' (2014) guarda similitudes con otros altercados en el mundo empresarial que, en muchas ocasiones, se han saldado con la quiebra de la compañía o con millonarias multas para la firma auditora”. Sin embargo, no es la primera vez que la actuación (o la no actuación) de una firma auditora cambia el futuro de una compañía: Enron y Andersen: el escándalo por excelencia (2002); Parmalat y Deloitte: el caso europeo (2003); Astroc y Gassó MRL: el estallido de la burbuja (2007); Bankia y Deloitte: el derrumbe del coloso (2011); Pescanova y BDO: la gallega se queda congelada (2013).

En relación con las agencias de calificación de riesgos financieros, Wikipedia indica que, desde el inicio de la crisis económica de 2008, que ninguna de las grandes agencias supo adelantar, éstas están muy desacreditadas. Estas agencias han demostrado sus carencias en crisis como la de Enron, y en los primeros estadios de la crisis de 2008, en donde Lehman Brothers tenía una buena calificación justo antes de su debacle. La Comisión Europea, a raíz de la crisis de la deuda soberana en Grecia, dio un toque de atención a estas empresas y, al parecer, quiere reglamentar el funcionamiento de las agencias para que estén bajo su supervisión y no descarta la creación de una agencia pública europea. El 29 de septiembre de 2010, el FMI reprochó el hecho de contribuir "involuntariamente" a la inestabilidad financiera por los usos y abusos de las agencias de calificación de riesgo.

En los dos cuartos centrales del siglo XX había también, como es natural, escándalos y casos de corrupción con gran repercusión mediática, pero la percepción es que no se producían de forma tan generalizada y universal. Un ejemplo en España es el famoso “asunto, o caso, Matesa” (1969) que fue el paradigma de la corrupción en el franquismo durante un buen número de años (del que se habló hasta la liquidación de la empresa en 1983) y que tuvo consecuencias políticas significativas en la España del momento, dando lugar a una importante crisis gubernamental, que se materializó el 29 de octubre de 1969, con un profundo reajuste ministerial, siendo sustituidos 13 de los 18 ministros del Gobierno.

Si muchas denuncias son producto de la imaginación desatada de los medios y sus fuentes, ¿es razonable que todos esos falsos escándalos salgan a la luz?

Cada situación dejaba una huella clara, que se recordaba durante tiempo, de forma individualizada, pensemos, por ejemplo, en el escándalo Watergate (sacado a la luz en 1972), que costó el puesto al presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, en 1974.

De ese periodo también se recuerdan como significativos el escándalo Profumo (1963), relacionado con espionaje internacional, y el asunto de la logia masónica P2 (1981), que causó un terremoto político en Italia y afectó a las finanzas vaticanas.

El caso Profumo fue un notable escándalo político que tuvo lugar en el Reino Unido, que recibe su nombre del apellido del entonces ministro de Guerra británico, John Profumo. El escándalo desatado le forzó a dimitir y dañó gravemente la reputación del gobierno.

Propaganda Dos (en italiano: Propaganda Due), mejor conocida por la sigla P2, fue una logia masónica italiana, que operó en ese país desde 1877 hasta 1981. Se hizo célebre al provocar el mayor escándalo de la historia de la República italiana: la P2 salió a la luz pública con las declaraciones del mafioso Michele Sindona durante el escándalo del Banco Ambrosiano, donde el Instituto para las Obras de Religión y la ciudad de Milán tenían intereses económicos. Entre 1965 y 1981, condicionó el proceso político italiano mediante la inclusión de personas de confianza de la P2 dentro de la Magistratura, el Parlamento, las Fuerzas Armadas y la Prensa. (Wikipedia)

Son también emblemáticos algunos casos que recibieron gran atención mediática durante las dos primeras décadas posteriores al inicio de la transición política en España, como recuerda Wikipedia. Casos: del aceite de colza; Fidecaya; Flick; KIO; Rumasa; Filesa (empresas tapadera Filesa, Malesa y Time-Export); Ibercorp.

Una idea de la medida de la magnitud de estos tipos de hechos en nuestro país la da la siguiente información, extraída de Wikipedia: “Los Casos judiciales relacionados con corrupción política en España se reflejan, en 2014, en unas 1.700 causas y más de 500 imputados (de los cuales 20 han entrado en prisión). En 2013, según el Consejo General del Poder Judicial, en España había 1.661 casos de corrupción investigados”.

Una reflexión al margen se suscita en relación con el Escándalo Madoff Investment, que estalló en diciembre de 2008 y el 29 de junio de 2009 se dictó la sentencia de 150 años de prisión y restitución de 170.000 millones de dólares. Según Wikipedia, se trata del mayor fraude contable en la historia de los Estados Unidos de América. Llama poderosamente la atención la eficacia y rapidez de la Justicia estadounidense en este asunto, pues la sentencia judicial se produjo poco más de medio año después de estallar el escándalo.

Actualmente, una multitud de escándalos salen a la luz y, en unos días, se olvidan porque son eclipsados por los siguientes, igual o más graves, y desplazados del foco de la atención del público.

Cabe preguntarse, no obstante, si las actuaciones fraudulentas se realizan en mayor medida que en décadas pasadas o, si, simplemente, en la actualidad tenemos más información sobre ellas, como consecuencia del fenómeno de globalización; la “aldea global” (término acuñado por el sociólogo, y augur, podemos decir ahora, canadiense Marshall McLuhan en 1962).

En cualquier caso, a la vista de los datos anteriores, queda claro que la tendencia al fraude parece estar profundamente enraizada en la naturaleza humana y, por ello, resulta imprescindible que la sociedad se mantenga vigilante y se dote de los recursos necesarios para dificultar las actuaciones fraudulentas y, en los casos en que, aun a pesar de las medidas adoptadas, se lleguen a producir, hacer rendir cuentas ante la justicia a los autores y responsables.

Sin embargo, algunos asuntos, finalmente se llegan a diluir sin conclusiones, veredicto ni sentencia concluyentes por aspectos formales o alegaciones de falta de las adecuadas garantías para los acusados en relación con las pruebas aportadas, o, incluso, con la falta de pruebas consistentes que garanticen la posibilidad de dictar una sentencia justa. ¿Se trata únicamente de actuaciones de cara a la galería, en un ejercicio de absoluta hipocresía?

Igualmente, cabría preguntarse si esa gran cantidad de información sobre fraude y delincuencia tiene como objetivo únicamente la “ilustración” al respecto de la ciudadanía, o se trata de que sea una ayuda para una sociedad que quiere, de verdad, reducir tales situaciones al mínimo, ya que no parece realista plantearse poner fin, de una manera drástica, a todo ello. Surge, ahora, otra pregunta: ¿Importa actuar correctamente o, solo: “compórtate como quieras, pero, si no actúas bien, lo que importa no es lo que hagas, sino que no te vean”?, como dice Whitey Bulger (interpretado por Johnny Deep), el padre gánster, a su hijo adolescente, en la película “Black Mass. Estrictamente criminal” (2015), dirigida por Scott Cooper.

Con cierta frecuencia, algunas personas o instituciones finalmente puede que no lleguen a ser condenadas, o ni siquiera juzgadas, o los procesos, una vez iniciados, no hayan llegado a término al demostrarse que las acusaciones han sido producto de un intento de desprestigio. De todas maneras, si muchas denuncias eran producto de la imaginación desatada de los medios y sus fuentes, cabe también preguntarse si es razonable que todos esos falsos escándalos salgan a la luz, perjudicando a sus protagonistas forzados y creando un clima de falta de ética, que es lo que se percibe por el público, y sirviendo de mal ejemplo para aquellos que pueden entender que será normal ese tipo de actividades puesto que “todo el mundo lo hace” y, en particular, personas que ocupan las cúpulas de las instituciones y organizaciones más emblemáticas de la sociedad.

Si, por el contrario, se tratase de maniobras intencionadas, mejor dicho: malintencionadas, para perjudicar a personas e instituciones, la situación parece todavía más grave, pues revelaría que la falta de ética se encuentra en un escalón superior; ya no es el de los delitos, sino el de la falsedad y la intriga para influir y manipular el desarrollo de los acontecimientos y condicionar, cuando no desviar o impedir, las acciones de personas e instituciones, a favor de los intereses que están detrás de esas actuaciones de acusación y creación de sospechas, sin fundamento real. No hagamos el juego desde los medios, la ciudadanía y la opinión pública a esos intentos de manipulación y de secuestro de la libertad de la sociedad.

También el Vaticano ha quedado en evidencia, no solo por los asuntos de pederastia, sino también por las auditorías promovidas por los últimos Papas

 


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